Escribe: Prof. Mauro Uscamayta H.
En nuestra formación temprana del hogar, en la escuela y finalmente en el colegio hemos recibido una chispa de luz que hasta el momento nos mantiene nuestro espíritu como la claridad del sol tan agradable o como la sombra benéfica de un interior supremo llamado fuerzas morales, desde luego no son tangibles ni mucho menos mensurables, sin embargo se siente su empuje, en realidad es el “Tribunal Supremo” que transmite al porvenir lo mejor del presente y ese nombre con mayúscula es la Moral que dá fuerza a una persona, una familia y a toda la sociedad con normas y reglas para que tengamos una conducta humana negativa o positiva bien definida; una ideología clara, una identidad plena sometida a un valor supremo, siendo la inmoralidad una actitud en contra de esta virtud. Los pensadores en el tiempo han denominado amoral el que es contrario a la moral, desde luego una falta grave a la Norma Ética que indudablemente es la filosofía de la moral, siendo la moral la “Ciencia del bien” y cuando no la tenemos en nuestros actos diarios cometemos su contrario que es el mal, el negativo de lo correcto.
En el presente siglo XXI hemos entrado a chapotear haciendo una sociedad subdesarrollada, dependiente, con la virtualidad de ese capitalismo todavía atrasado y de remate degenerado de la globalización y sus tentáculos el neoliberalismo, hemos dejado a un lado el valor de la moral que la humanidad necesita para su futura existencia, recordemos algunos gajes de lo positivo por ejemplo, el “Libro de la sabiduría”. Los proverbios del Rey Salomón, las máximas de los siete sabios o los versos dorados de los poetas de Grecia, la Ley de las XII Tablas en el los años 450 a .C. la vida jurídica de los romanos en el siglo II también a.C. del notable escritor y luchador social de Cuba, José Martí (1853 - 1895) de J. Ingenieros de Argentina, del notable político, escritor y poeta peruano Don Manuel Gonzáles Prada (1848-1918), entre otros…
Todo grupo humano debe tener en su conducta muy presente la virtud de lo moral y nunca por nunca su contrario, la inmoralidad, conlleva a dañar, menoscabar, de ser imperfecto, de desgaste, de hacer avería, de destrozar o hacer deslustre que genera en nuestra sociedad el deshonor, falta de respeto, falta de reputación, falta de consideración en nuestros sentimientos para producir el daño moral que en realidad es subjetiva, va tremendamente en proporción con la parte afectiva del ser humano, por su puesto acarreando profundos cambios psicológicos en el comportamiento de los elementos de la sociedad nacional, regional y local. Por eso, la conducta optimista, apática, entusiasta, integradora, indiferente; se nota en el semblante de cada persona de nuestro entorno, el daño moral incide en el normal desenvolvimiento emotivo del ser humano, tiene repercusiones futuras en el mundo de los niños, los adolescentes y del adulto; porque causa resentimientos, dolores, angustias, aflicción, cólera, impotencia, corrupción de recibir en forma directa o indirecta la actitud negativa de sus iconos, de sus autoridades o personas visibles especialmente en el grupo de los políticos; de ahí están las reacciones psicológicas que a la fecha no se estandariza y más bien se profundiza en las diversidades, trayendo el mosaico de problemas sociales como los eventos mundiales de los países llamados poderosos que terminan en un “saludo a la bandera”, la actitud de los últimos presidentes del Perú sin altura de estadistas como el Sr. Fujimori, Toledo y ahora del Sr. Alan García quien es especialista en hacer fuegos artificiales en pleno sol del día como su jefe Haya de la Torre, quién sufría de alucinaciones y onanismo político para magnetizar a la multitud agitando su pañuelito blanco o soltando la palomita blanca (de la paz) que hasta la fecha no vuela; por eso en el grupo de los apristas, cuando hay repartijas de cargos, el acto se define en puñetes. Dejemos a un lado los 80 años de verborreas y acciones de doble escopeta para solamente puntualizar el daño que producen los decretos legislativos, las concesiones mineras, la venta camuflada de nuestra selva amazónica, el caramelo dulce de las privatizaciones, el precio de gas más caro del mundo en el Perú cuando día y noche someten al bombeo, de los dólares hasta agotarlos en menos tiempo de lo previsto, ni que vainas del “Consumo Interno”. Si hablamos de la Región: El sueño de opio con los aeropuertos, construcción de las hidroeléctricas, las empresas transnacionales en el Cusco plenamente con el tufo chileno, el problema del mar territorial y otros, sólo es aparente, teatro de los actores políticos.
Puntualizando la actitud política, económica, social y cultural del Cusco con la danza de millones de soles en la pantomima de la Empresa Fantasma J.S. nada pasa con el daño moral al pueblo del Cusco, es grande con la inercia de la justicia, de la policía que no ubica a los delincuentes, de nada vale la institución como Región, desde su Presidente, consejeros asesores, los gerentes y la burocracia dorada por no saber nada son responsables como núcleos ejecutores. Finalmente como nos producen el daño moral: Martha Hildebrandt, otros lingüistas de remate racistas, mentecatos, ése congresista, Carlos Torres Caro, el dogmático Cardenal de Lima y la farsa de la “guerra interna” creada en el Perú para asesinar a los presos del Frontón, las violaciones a las campesinas de la serranía y las fosas comunes del ejército y el sendero, para acribillar a los comuneros ahora el cuento de los remanentes de sendero o narco terroristas para satanizar la bendita hoja de la coca que es de color verde frente a la droga de color blanco que fabrican los poderosos del mundo y… Punto.